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Columna de Opinión- Qué es Ser Nacional Libertario

  • Foto del escritor: diario maule
    diario maule
  • 15 jun
  • 2 Min. de lectura
En tiempos de confusión ideológica y decadencia cultural, cuando tanto la izquierda como la
En tiempos de confusión ideológica y decadencia cultural, cuando tanto la izquierda como la

derecha han claudicado ante los intereses globalistas, urge recuperar una posición política y

filosófica que sea verdaderamente nuestra. El Nacional Libertarismo no es una doctrina

importada, ni una síntesis mecánica de ideologías previas. Es el despertar de una conciencia

profunda: la que reconoce que la Nación no es una entelequia estatal ni una estructura

administrativa, sino el Hogar de la Libertad.

Ser Nacional Libertario es afirmar que el Ser humano necesita un suelo, una lengua, una

historia, una comunidad real para florecer. Rechazamos la falsa dicotomía entre individualismo

liberal y colectivismo socialista. La Nación no oprime la libertad: la hace posible. Porque sin

raíces no hay libertad auténtica, sólo consumo, servidumbre y alienación. El ciudadano global,

sin rostro ni memoria, no es libre: es manipulable. En cambio, el chileno que se reconoce en su

tierra, que honra a sus antepasados y que quiere un futuro digno para sus hijos, ése tiene el

coraje de ser libre.

El Nacional Libertarismo afirma que el Estado no debe ser un amo ni un repartidor de

privilegios. Debe ser un servidor eficaz, limitado, al servicio de la comunidad nacional. Su

función no es crear dependencia, sino proteger la soberanía y garantizar que cada ciudadano

pueda desarrollar su vida en libertad, sin ser aplastado por burocracias, monopolios ni agendas

ajenas. En ese sentido, el libertarismo económico no es un dogma neoliberal, sino un método

de gestión: menos Estado donde oprime, más Estado donde protege. Lo que importa es que

funcione, con eficiencia, justicia y sentido nacional.

Frente al progresismo que disuelve todo lazo comunitario, y frente a la derecha que entrega la

patria a los intereses del capital transnacional, el Nacional Libertarismo se alza como una

tercera posición: ni sumisión ideológica ni servidumbre económica. Chile no está en venta.

Chile no se deconstruye. Chile se defiende, se reconstruye y se libera.

Por eso decimos: la Nación es el Hogar de la Libertad. Y esa libertad no es una abstracción: es

el derecho real de cada chileno a vivir sin miedo, sin miseria, sin adoctrinamiento. Es la

voluntad de recuperar la soberanía, el orden, el sentido. Ser Nacional Libertario es, en última

instancia, ser digno de la historia que nos trajo hasta aquí y valientes para forjar la que vendrá.

Es tiempo de despertar.


 
 
 

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